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Impulso

Atabex es una ciudad maldita. Desde que tienes edad para caminar, lo primero que debes hacer como tecnotaíno y miembro de uno de los cuatro cacicazgos es recibir tu primer implante; quien no esté modificado, es un hereje que no tiene forma de conectarse con las divinidades que habitan en el espacio cibernético. Los cibercemíes son programas de origen divino, desarrollados por los dioses para comunicarse directamente con el Behique de cada cacicazgo. Los menos privilegiados podemos descargar a nuestra red neuronal tanto de su mensaje como el ancho de banda lo permita, y de acuerdo a las especificaciones de nuestros implantes.

El paseo

Ameyro pateaba y se sacudía mientras lo arrastraba por el suelo. Finalmente, dejé que cayera al pie de una mata de mangos y le quité el saco que le cubría la cabeza. Justo como esperaba, intentó luchar conmigo, pero las piernas le fallaron. Su cuerpo estaba marcado por todas las modificaciones que le habían sido arrancadas antes de que dejáramos Atabex. Cuando notó que no podría enfrentarme, y que le sería imposible correr, recostó la cabeza contra el tronco y se dedicó a respirar todo el aire que aquel saco le había impedido durante el recorrido.

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